Pbro. Carlos Melo, párroco de San Juan de Mata: “Mi esfuerzo como sacerdote y como cristiano es servir con un gran corazón”

El sábado 1 de febrero, el Pbro. Carlos Melo asumió oficialmente como párroco de San Juan de Mata, parroquia que además se transformó en la iglesia institucional de Carabineros para la Región del Biobío.

A una semana de emprender este nuevo desafío, el sacerdote repasa sus vínculos con los feligreses, las bases de su formación religiosa y sus desafíos como pastor, para cuidar y dirigir a la comunidad de creyentes que le ha sido encomendada.

Antes de asumir como párroco, usted contaba con varios acercamientos con esta comunidad: ¿qué impresiones tenía de San Juan de Mata y sus feligreses?

Yo colaboré mucho tiempo con el padre Claudio Alarcón, principalmente el año 2024, y pude ahí conocer mucho a la comunidad: una comunidad muy viva, que se entregó mucho al amor de Cristo. Es lo que percibí durante mi encuentro.

Asimismo, la comunidad de la Capilla Nuestra Señora de Fátima, una comunidad pequeña con personas mayores, pero muy activas, muy dinámicas y muy preocupadas, especialmente para servir a los demás, preocupadas por orar cuando había dificultades.

La entrega de los hermanos que he podido percibir, quiero repotenciarla aún más ahora que la parroquia no es solamente parroquia territorial, sino que se ha conformado como iglesia institucional de Carabineros, donde –Dios mediante– nuestros carabineros también estarán presentes en las celebraciones litúrgicas.

Cuando le informaron desde el Arzobispado que sería párroco de San Juan de Mata, esta comunidad que ya conocía, pero además se sumaría un espacio para Carabineros, institución que para usted es tan importante: ¿cuál fue su sensación?

¿Qué les puedo decir? Yo estoy feliz desde el momento en que el Arzobispo me llamó para decirme que quería proponerme la Parroquia de San Juan de Mata. Yo la verdad que salté de alegría. Es una comunidad que yo conocía, no iba a llegar a un lugar nuevo, sino que yo ya compartía con ellos, no solamente en las celebraciones litúrgicas, sino también en el compartir con cada una de las personas.

Y luego, como capellán de Carabineros, muy emocionado. Además, siendo el primer rector de esta iglesia institucional de Carabineros de Chile aquí en Concepción, muy emocionado, porque además ellos se han tomado muy en serio su compromiso con esta iglesia y lo más bonito, ellos se han sentido acogidos por los hermanos de San Juan de Mata. He podido percibir que mis hermanos de la parroquia los han recibido como yo les pedí desde el inicio de mi nombramiento, con una iglesia de puertas abiertas.

El día de la misa de toma de posesión, el general director de Carabineros, Marcelo Araya Zapata,  dijo que ésta es la primera iglesia institucional de la policía uniformada fuera de Santiago, lo que marca un hito: ¿qué significa esto en la práctica?

Todos los sacramentos de la zona Biobío y, seguramente, también los de los alrededores se realizarán aquí. Nuestros carabineros van a poder acercarse con plena libertad y también con seguridad para poder recibir sus sacramentos, los matrimonios van a poder celebrarse aquí, también los bautizos de sus hijos, las primeras comuniones y las confirmaciones.

Ésta es la casa de nuestros carabineros, así como es la casa de nuestros parroquianos. Y los carabineros se han sentido muy contentos, porque son cristianos, son hombres y mujeres espirituales que buscan a Dios y necesitan a Dios más que nada, por el arduo trabajo que realizan.

Y yo lo que he percibido también es que la comunidad los ha acogido con el corazón grande, y vamos a tener esa complementación del mundo policial y nuestros hermanos de la parroquia, vamos a ser un solo corazón, porque todos hacemos la parroquia.

Hay una cabeza, ciertamente, pero todos estamos detrás de un mismo fin, llegar a la casa de Jesús y de María.

Antes de que asumiera como párroco, en la comunidad había buenos comentarios de usted, por ejemplo, se le calificaba como un sacerdote cercano, capaz de efectuar confesiones profundas y homilías con mucho sentido. También está la percepción de que usted va a ser muy ordenado y disciplinado, por su formación con Carabineros: ¿qué le parecen estas impresiones y qué sello quiere atribuir a su gestión?

Mi formación religiosa siempre me exigió el orden y la disciplina, una de las cosas que me inculcaron desde que yo ingresé al noviciado con los Legionarios de Cristo. Luego pasé al mundo militar como capellán militar de ejército durante 20 años, y para mí el orden es sumamente importante. No solamente exigirme a mí el orden personal, sino el orden del lugar en el cual yo trabajo, que la oficina funcione como reloj y también cada comunidad que está inserta en la parroquia, que cada cual trabaje unido al otro y todos hacemos un solo cuerpo, como dice San Pablo, una sola parroquia con funciones diferentes, pero todos bajo un mismo criterio y para un mismo fin.

Y yo me esfuerzo por preparar las homilías, no las improviso, jamás las improviso, porque eso me quedó muy claro desde chiquitito, desde mis formadores de oratoria que me decían que la homilía no se puede improvisar, se tiene que preparar con la meditación personal y también con todos los recursos que uno ha recibido en su formación, para llegar al corazón de los hermanos y encomendarse al Espíritu Santo.

Ojalá mi homilía llegue al corazón, no por mis palabras, sino porque el Espíritu Santo a través de ella puede iluminar a esos hermanos. Y en mi experiencia, siempre ha habido grandes milagros después de una homilía, y no lo digo con soberbia, pero qué bonito es cuando después de la homilía se acercan a decir «Padre, quiero confesarme», y es simplemente, porque uno tiene que encomendarse al Espíritu Santo para que no sean sólo palabras bonitas, sino palabras de conversión.

¿Ya tiene algún desafío autoimpuesto? ¿Alguna obra puntual que quiera realizar en la parroquia?

Quiero que muchos jóvenes vengan a esta parroquia, pero no solamente a estar en la parroquia, sino a incorporarse, a rezar, que aprendan a rezar, que aprendan a conocer a Cristo, que aprendan a ser misioneros de Cristo y no vayamos a las misiones a los pueblos aledaños, no. La misión tiene que comenzar en la parroquia y alrededores y mi desafío es traer a los mayores, a los jóvenes, a los adultos, juntarlos a todos, formarlos a todos. Tenemos los medios para recibir una buena formación bíblica, espiritual y de ahí salir a la calle. Nuestros hermanos mormones, nuestros hermanos evangélicos, no tienen vergüenza, siempre tienen tiempo para salir a la calle a tocar puerta a puerta. Nosotros lo haremos igual, pero con respeto.

No ir a confrontarnos, sino a ofrecer la palabra de Dios, a calentar el corazón de los hermanos que viven al lado nuestro, que están solos, que son ancianos, que están enfermos o que, simplemente, son familias que necesitan la palabra de Dios y que nadie se las lleva. Esta misión no es del cura, no es de la hermana María Isabel, no es de los comités, es de todos, de todos los que forman esta parroquia, y eso lo vamos a lograr unidos al amor de Cristo, pero también recibiendo una buena formación bíblica.

Como católicos es importante asistir a misa, pero también involucrarse en los grupos parroquiales, pastorales, y en las distintas actividades, para así fortalecer la comunidad: ¿cuál es el mensaje en ese aspecto?

Lo que yo ya les he dicho muchas veces, yo no quiero grupos sectarios, no quiero grupitos  que solamente se muevan dentro de ellos. Todo equipo, toda comunidad dentro de la iglesia está para servir a la iglesia.

Por tanto, el grupo del Sagrado Corazón, los Madrugadores, las diversas pastorales están para servir a la iglesia, para colaborar, que nos sepamos mirar y descubrir que tal vez ese hermano que yo estoy mirando puede estar sufriendo, y yo debo darme cuenta, porque es un hermano que comparte la misa conmigo.

Y nunca hacer secta. Somos un todo, cada cual en sus funciones. Yo ya les dije: «Si alguien tiene una queja contra otro, como dice el Evangelio, vaya y confronte, mírelo a la cara con caridad, con paciencia, con cariño y hable, discuta y corrijamos los posibles errores”.

Con sus 30 años de sacerdocio: ¿qué recomendación puede entregar a los feligreses para seguir en el camino de Dios?

Yo creo que el resumen del Evangelio, el resumen de la venida de Cristo para salvarnos, es el amor, pero el amor con todas sus facetas, con todo lo que significa amar de verdad. El amor es paciente, el amor es servicial, el amor no es envidioso, el amor no busca el mal, como decía San Pablo, el amor todo lo cree, el amor todo lo soporta.

El amor no pasará jamás y mi esfuerzo como sacerdote, y más que sacerdote como hombre, como cristiano, es servirlos, servir con un gran corazón. Cada uno de ustedes son piedras preciosas a los ojos de Dios y como piedras preciosas, yo tengo que tratarles como tal. Yo espero que ustedes me respeten, pero en primer lugar, yo soy el que tengo que respetar. Por tanto, yo tengo que ser el primero en vivir el Evangelio, en vivir el amor de Cristo y el amor de Cristo es vivo.

Eso es lo que yo quiero pretender como párroco y como rector de San Juan de Mata, quiero que nos aprendamos a querer y yo voy a insistir en eso hasta que me vaya.

Esta parroquia, esta rectoría, esta iglesia castrense tiene que ser una casa de puertas abiertas y que todos los que vivimos la fe aquí, lo hagamos también con un corazón grande, con un corazón generoso, con un corazón abierto. Cristo existe, Cristo es nuestro salvador, pero hay que descubrirlo y lo vamos a descubrir rezando unos por otros y sirviéndonos como él nos sirvió.

Deja un comentario

Descubre más desde Parroquia San Juan de Mata e Iglesia Institucional de Carabineros de Chile

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo